lunes, 20 de agosto de 2012

La otra emigración

CUANDO salir del país se convierte en la única posibilidad algo está fallando. Muchos jóvenes españoles están haciendo las maletas para buscarse la vida lejos de casa. La generación mejor preparada no tiene cabida en España porque no hemos sido capaces de adaptar y modernizar nuestra economía y nuestro sistema productivo. Los recortes de los últimos años han sumido en el paro a una juventud que de repente se ha encontrado sin futuro y sin perspectivas de poder desarrollar un proyecto de vida decente. Por primera vez en mucho tiempo, nuestros hijos van a estar peor que nosotros. 

Con una tasa de paro juvenil que ya supera el 50%, una gran parte de la juventud tiene que hacer las maletas y abrirse puertas en un mercado laboral que cada vez entiende menos de fronteras. La fuga comenzó con un perfil de jóvenes más o menos acomodados: 25 ó 30 años, currículo cualificado, dominio de idiomas y sin cargas familiares, que emigraban a Alemania, Francia y Reino Unido. Pero ese perfil ha cambiado. En 2011 ya salieron medio millón y el perfil ya no es tan selecto; el abanico de países, tampoco. Polonia, Chile, Uruguay, Brasil, Angola…, comienzan a ser los destinos de la llamada generación perdida, que pone sus ojos en el extranjero ante el futuro de paro, precariedad y falta de oportunidades que le espera en nuestro país. 

No se trata, pues, de emigrar a otros países en busca de un mejor estatus profesional; se trata de emigrar por necesidad, para poder subsistir y vivir algo mejor que en el país de origen. Exactamente igual que les ocurre a tantos inmigrantes subsaharianos, centroeuropeos o latinoamericanos que llegaron y siguen llegando a España. Nuestro país está pasando de ser un país de emigración a volver a la dura realidad de los años sesenta: ser un país de emigrantes. Al igual que los que llegaron aquí, se encontrarán con otra cultura, otras tradiciones, otras lenguas… 

Esperemos que no encuentren el rechazo con el que muchos se han encontrado en España, que no se encuentren con bulos como los que aquí corremos: que vienen a quitarnos el trabajo, que se llevan todos los beneficios médicos, de ayudas sociales, que son delincuentes, que… Ojalá nuestros jóvenes se encuentren con un ambiente de acogida, de solidaridad, de comprensión. Y ojalá también que esta nueva emigración sirva para que en el interior de nuestro país se entienda que nadie deja su tierra por gusto, que nadie se la juega por un seguro médico o una ayuda al desempleo. 

Cuando alguien deja su patria lo hace o porque corre peligro su vida o porque necesita vivir con más dignidad que en su país. Si los gobiernos no son capaces de ofrecer un futuro esperanzador, los ciudadanos son forzados a salir para ganarse la vida. Aquí y en Marruecos, Guinea o Paraguay…

Fuentes: http://www.huelvainformacion.es/

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