En los cinco años que transcurrieron entre 1962 y 1966, los centrales de la gran ola migratoria española de aquella década del siglo pasado, unas 790.000 personas abandonaron el país en busca no ya de un futuro mejor, sino simplemente de un futuro en otros lugares de Europa. En otros cinco años, desde enero del 2008 hasta que concluya este 2012, más de la mitad de aquella cifra, otros 400.000 españoles, se habrán visto abocados a emigrar para encontrar en el extranjero lo que la crisis económica les niega en España, un sitio en el mundo laboral. De hecho, el pasado 2011 fue el primer año en lo que va de siglo en el que el saldo del flujo migratorio del país fue negativo, es decir, dejaron España más personas de las que llegaron para establecerse.
Desde comienzos del 2008, con los primeros signos de lo que entonces parecía solo una ralentización -«aterrizaje suave», lo llamaba el ministro de Economía del momento, Pedro Solbes-, hasta el pasado 1 de julio, 357.418 españoles han traspasado ya las fronteras nacionales en busca de un trabajo, según datos del Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) y registra mes a mes a los mayores de 18 años que se dan de alta para poder seguir ejerciendo su derecho al voto en España desde otros países. Y eso si se contabiliza únicamente a quienes se inscriben en los consulados españoles en el extranjero, pues muchos no lo hacen hasta pasado el tiempo a la espera de un posible retorno que a veces no llega nunca.
Un 30 % más
Esta cifra de nuevos emigrantes supone un incremento de casi un 30% sobre los poco más de 1,2 millones de personas registradas en el CERA al inicio del 2008, que ahora son casi 1,56 millones. Con unas perspectivas de paro que todavía para el 2013 el propio Gobierno reconoce se situará por encima del 24 %, y del 22 % hasta al menos 2016, este nuevo éxodo, que los sociólogos denominan emigración selectiva, tiene un amplio recorrido al alza. «Mientras la situación en España no mejore, la gente, sobre todo los jóvenes, seguirán marchándose», asegura Adrián Zamoro, socio fundador de la empresa BInternational, dedicada a la interconexión laboral de españoles con empresas en el extranjero a través de su plataforma web.
Y aunque a largo plazo, «cuando las cosas vuelvan a ser como eran hace cinco o seis años», pronostica una ligera bajada, a su juicio, el fenómeno de la emigración laboral «se estabilizará para continuar indefinidamente en el tiempo, porque la gente joven no tiene mayor problema en irse fuera».
Generación abierta
Zamoro argumenta que «la generación actual tiene acceso desde su ordenador a lo que pasa en cualquier lugar del globo, tiene amigos que están en otros países y por 50 euros puede ir a pasar un fin de semana a cualquier punto de Europa. Es una generación muy abierta a trabajar fuera».
A diferencia de aquella emigración de la España de los sesenta, de mano de obra sin estudios, sin cualificación profesional, sin idiomas pero con mucha hambre, la de ahora, por contra, constituye una auténtica fuga de talento. El perfil del nuevo emigrante laboral es, por lo general, el de un joven de entre 25 y 35 años, sin responsabilidades familiares, altamente cualificado, capaz de manejarse en al menos un idioma extranjero -normalmente inglés, pero también los hay que dominan el alemán o el francés- y procedente de las ramas de ingeniería, ciencias, informática, arquitectura, economía o sanidad.
En unos casos, su ocupación en el exterior viene facilitada por la realización de estudios o prácticas en los países de destino; en otros, por la creciente demanda de profesionales en las economías aún pujantes de Europa (el Reino Unido, Alemania, Francia y países nórdicos) o emergentes (Brasil, Chile y países árabes y también China).
Pero ¿dónde y qué trabajos encuentran los españoles que deciden buscarlo más allá de nuestras fronteras? «Una cosa es dónde preferirían ir y otra a dónde tienen finalmente que ir», señala Zamoro. «Hay quienes quisieran destinos como Nueva York, Australia e incluso África, pero la opción práctica, donde se reclaman ahora más puestos, es el Europa central.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es
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