U n vecino, una amiga, un sobrino, una antigua compañera de trabajo, un hijo... Raro es, a estas alturas de la crisis, quien no tiene en su círculo cercano a un emigrante. La estadística evidencia lo que se intuye en la calle: desde que empezó la crisis en 2007, al menos diez mil malagueños han hecho las maletas para buscar en otro país un futuro mejor. Así lo refleja el Censo Electoral de Españoles Residentes en el Extranjero, cuya última actualización, correspondiente al pasado mes de mayo, indica que ya son 36.767 los malagueños que tienen su hogar fuera. Ello supone un crecimiento del colectivo de emigrantes de un 35% en tan solo cinco años.
Desde 2010, coincidiendo con el empeoramiento de las cifras de paro, se ha acelerado esta fuga de talento: casi cuatro mil malagueños se han mudado al extranjero, de los que 2.500 lo han hecho en el último año. Actualmente, el ritmo de 'exilio' de profesionales supera los doscientos al mes. Málaga, una provincia tradicionalmente receptora de mano de obra, se ha vuelto emigrante.
Agencias de colocación como Adecco son testigos y a la vez catalizadores de este fenómeno, que se ve alimentado por las frecuentes noticias sobre las oportunidades laborales y los altos sueldos que se disfrutan en países como Alemania o Noruega. «Los demandantes de empleo en el extranjero representan ya el 10% de los que se acercan hasta nuestras oficinas», afirman desde la citada empresa de trabajo temporal.
En Randstad también perciben esta tendencia. «Desde que empezó la crisis muchos trabajadores nos preguntan por oportunidades de empleo en el extranjero. Al principio hubo una avalancha de demandantes con perfiles más básicos, pero ahora sobre todo son profesionales cualificados», afirma Teresa Rubio, directora de oficina de esta agencia en Málaga.
Las personas que se sienten más atraídas por la idea de trabajar en el extranjero responden a un perfil claro, según Adecco: jóvenes cuya edad oscila entre los 25 y los 35 años y que aún no poseen responsabilidades familiares. «Generalmente cuentan con una formación altamente cualificada, que responde a lo que los sociólogos denominan emigración selectiva o fuga de cerebros», explica el director comercial regional de la citada agencia, Raúl Cortés. Dichos términos se emplean para aludir a la movilidad de perfiles de alta cualificación que encuentran mejores oportunidades laborales fuera de España y que principalmente proceden del área de las ciencias y la ingeniería, especialmente informáticos, arquitectos o ingenieros superiores.
Según un reciente estudio de Randstad, el 65% de los jóvenes españoles de entre 18 y 25 años están dispuestos a cambiar de país por un trabajo. Pero el porcentaje es ya casi igual de alto (61%) entre el siguiente tramo de edad: entre 26 y 40 años. Los titulados universitarios (69%) son los más proclives a emigrar y, de hecho, esta percepción ha subido veintitrés puntos porcentuales en solo un año. «Datos oficiales revelan una nueva fase migratoria protagonizada por españoles de alta cualificación que no pueden desarrollar sus carreras en España y en el que destacan profesionales de la investigación, la comunicación o la gestión empresarial, entre otros», revela el informe. No obstante, también son mayoría los profesionales con un nivel formativo medio (59%) y sin formación (59%) que no dudarían en mudarse al extranjero para huir del desempleo.
Destinos
Argentina, Francia y Alemania son los países que más residentes malagueños acogen, aunque eso se debe en parte a que ya cuentan con una nutrida colonia de emigrantes de los años 50 y 60. No obstante, Argentina también es el país que más malagueños ha recibido desde que empezó la crisis, 2.600. Le sigue Brasil, con 1.300 nuevos residentes llegados desde la provincia; Francia, con 600; y Reino Unido, con 550.
Pero, ¿dónde están las mejores oportunidades laborales a día de hoy? Según Adecco, en primer lugar, están los países europeos desarrollados como Alemania, donde el envejecimiento de la población no puede dar respuesta al crecimiento económico del país, lo que crea la necesidad de contratar a jóvenes cualificados, principalmente ingenieros y profesionales tecnológicos. Demanda que también existe en los países escandinavos, en particular Noruega, que además necesita perfiles técnicos como electricistas, fontaneros y carpinteros. O como el Reino Unido, que sigue buscando personal sanitario y mano de obra para el sector de la hostelería. En segundo lugar están países de América Latina como Argentina, Chile, México y, especialmente Brasil, que en respuesta al rápido desarrollo que están experimentando, necesitan mano de obra altamente cualificada en todos los sectores. Y por último, los países emergentes de Europa del Este como Polonia y la República Checa, que están en pleno desarrollo de sus infraestructuras y precisan encontrar perfiles técnicos como arquitectos o ingenieros de obras públicas.
Eso sí, hay un filtro muy claro para estas oportunidades laborales: el idioma. «Sin dominar la lengua del país en cuestión, o al menos el inglés, es muy difícil encontrar trabajo», apunta Raúl Cortés.
Fuentes: http://www.diariosur.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario