sábado, 14 de septiembre de 2013

De turistas a inmigrantes

El avión desciende como un pájaro sobrevolando el Caribe mexicano y el verdor de la selva yucateca. Del interior salen grupos de españoles con gafas de sol y ropa de playa dispuestos disfrutar de los lujosos hoteles, la arena blanca y las ruinas mayas. Hasta hace unos años este era el perfil más común en los vuelos Madrid-Cancún. Pero últimamente, junto con los turistas, caminan otro tipo de españoles. Unos son treintañeros que quieren abrir un negocio en la costa. Otros buscarán trabajo en la capital “de lo que sea”. Al menos una veintena lucen ropas gastadas, pies descalzos y rastas en el pelo. “Esto es lo que me quedaba por ver”, comenta Laura, actriz y fotógrafa española residente en México desde hace cinco años, “hasta los perroflautas se han apuntado a la aventura mexicana”.
¡Es el mismo exilio, pero sin armas! Una expulsión forzosa provocada por la panda de mafiosos que gobiernan España”.
Óscar Jaenada
Casi todo el grupo “de rastas” parece conocerse: “Vivimos en Chiapas, allí trabajamos en comunidades indígenas y escuelas holísticas”, comenta Sara, madrileña de 29 años. “San Cristóbal de Las Casas se está llenando dehippies, nos conocemos y sabemos cuándo salen los vuelos más baratos”, añade Jaime, gaditano de 32. Turistas y trabajadores se miran extrañados. “Que gente más rara viene últimamente”, comentan. Solo la amplia gama de improperios peninsulares parecen reconciliarles entre sí.
A México siempre han llegado españoles ávidos de naturaleza, aventura, folclore o tequila. Pero la crisis está trayendo otros perfiles. Se trata en su mayoría de jóvenes muy formados que tratan de dedicarse a lo suyo. Muchos artistas, pintores y actores encuentran la oportunidad que España no les dio. Trabajadores de multinacionales se instalan en el país ante el dilema de “ir a México o a la calle”. Los espíritus “alternativos” encuentran su lugar en el ritmo tranquilo de la provincia. Y con su dramática desigualdad, el país también ofrece una salida a los jóvenes interesados en la ayuda humanitaria. Pero no es oro todo lo que reluce: ahora hay más competencia y el endurecimiento de la ley migratoria desespera a quienes tratan de asentarse legalmente. Los que llevan años aquí advierten: “México es lindo y acogedor, pero poco recomendable para ansiosos y asustadizos”.

México en corto

  • Tasa de desempleo: 5,1%.
  • Porcentaje de empleo informal: 60%.
  • Crecimiento del PIB en 2013: 1,5%.
  • Españoles censados: 100.782 (junio 2013).
  • Para estancias inferiores a 180 días no es necesario tener un visado.
  • El 10 de noviembre de 2012 cambió la ley de migración mexicana. Los trámites para obtener el permiso de trabajo mexicano se dificultaron. Hoy, cualquier persona que quiera constituir una sociedad tiene que inscribirla en migración, salir del país y solicitar el permiso desde el consulado de su país de origen.
  • Aunque México calcula su desempleo en un 5,1%, el trabajo informal ronda el 60% del total, más o menos el mismo porcentaje que abarca las clases bajas del país. 
Desde que empezó la crisis, la afluencia de españoles aumenta. Según el Instituto Nacional de Estadística, son la tercera nacionalidad extranjera en el país (un 4,8% del total), tras la estadounidense y la guatemalteca. Aunque no hay cifras oficiales (muchos entran como turistas), la Secretaría de Gobernación estima que casi 8.000 españoles han conseguido permiso de trabajo en los últimos cinco años. El 1 de enero de 2012 había 17.956 jóvenes de entre 20 y 34 años, casi 7.000 más que en 2008. Hay censados más de 100.000 españoles. Algunos expertos han definido este flujo migratorio como “una tercera oleada”, tras los avalanchas del siglo XIX y la Guerra Civil española. ¿Las razones? Cercanía cultural, crecimiento económico lento pero constante, mercado laboral inmenso y múltiples posibilidades de autoempleo.
Los papeles son ahora una cuestión crucial. Guillermo Almeida (Menorca, 1987) llegó en 2010 con una beca para acabar su carrera de Historia en la UNAM. Pasó seis meses en DF, atrapado por su “ritmo vertiginoso y su descontrol adictivo”. Volvió a Madrid, pero la falta de oportunidades le hizo regresar en enero con otra beca. Ahora busca trabajo de profesor. Pero no es fácil. “Les da hueva hacerme los papeles”, explica. Al español no le gusta verse como un conquistador español, prefiere denominarse exiliado económico. Para él lo mejor de México es ese "caos anárquico" que emana de la ciudad. "Pero también es lo más negativo, porque genera una desigualdad y una pobreza ante la que no podemos cerrar los ojos". También la comida puede ser el cielo o el infierno: "Me encanta comer mexicano, pero una vez casi me muero de gastritis con unos tamales de la calle. Debe ser la venganza de Moctezuma. Eso me pasa por conquistador español", comenta entre risas.
“No recomendaría a nadie que viniera a buscarse la vida, a no ser que tenga un permiso de trabajo”, comenta Ana Luisa Rodríguez, administradora de la Casa de Madrid en México. “Muchos acaban regresando, porque esto no es tan fácil como se pensaban”, añade. No es el caso de Itahisa Machado, una actriz canaria que “sobrevivía deprimida” en Madrid, sin un trabajo estable. El primer mes en el DF rodó cinco anuncios y después actuó en series como El octavo mandamiento o Infames. Hoy es la protagonista de Rosario, una superproducción emitida en decenas de países: “En dos años he conseguido mucho más que en siete en Madrid. México tiene una energía distinta, mucho más amable y cálida. Quizás es que yo tengo un rollo latino que encaja mejor aquí”, cuenta con acento venezolano en su elegante departamento de La Condesa (una de las zonas más caras y con más presencia de artistas del DF).

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