viernes, 29 de marzo de 2013

Desde el extranjero con amor (y a veces con dolor)


Hace dos semanas que EL PAÍS lanzó la serie (Pre)parados sobre los problemas de los jóvenes. Desde ese día, al correosoyunjovenencrisis@elpais.es han llegado cientos de testimonios muchos de los cuales hemos ido publicando en el especial. Y de entre todas estas cartas, un elevado porcentaje nos ha llegado desde fuera de España. Jóvenes que un día decidieron probar suerte en algún país y que les funcionó. Muchos están contentos y hablan de condiciones laborales impensables en España. Otros muchos hablan con amargura pues querrían regresar (un cerebro fugado y cabreado que quiere volver a casa, se describe una de ellas). Esta es una selección de entre sus cartas.
Me llamo Gonzalo, soy un joven español de 27 años que hace 4 dejo España para embarcarse en un viaje en busca de un futuro mejor (...). Cuando hablo con mis amigos me da lastima escuchar su situación laboral. Intento no hablarles de la mía por miedo a parecer arrogante o hacerles sentir inferiores. Mi salario triplica en la mayoría de los casos los suyos, mi horario laboral es menor que el suyo, dispongo de un mayor número de vacaciones y mi empresa me costea cursos de formación. Si alguna vez les he herido con algún comentario, espero que entiendan que lo único que reflejo es impotencia y rabia. Rabia por saber que grandes profesionales como ellos, están explotados por menos de 1000 euros. Rabia por ver que el termino "un futuro mejor" no tiene cabida en este país. Rabia por ver como nuestros políticos cada día nos lo ponen más duro. Rabia por no poder tener mi misma situación laboral actual, en el país que amo y al que algún día, quizás pueda regresar. Rabia, por ver que los jóvenes de hoy, en vez de soñar solo pueden optar por el pesimismo y lo peor es no poder hacer nada para cambiarlo... Desde la distancia, expresando la incomprensión de quien está en la lejanía.- Gonzalo Martín de Andrés. Suiza
Soy licenciada en derecho, tengo un máster en una universidad del Reino Unido y hablo cuatro idiomas. Conseguí trabajar dos años en España y nunca llegue a ser mileurista. Para ser más precisos mi experiencia laboral en mi país se limita a un trabajo de administrativo ganando 750 euros y posteriormente una pasantía en un reputado bufete de abogados ganando "0" euros ... si señores ¡¡"0" euros... !! Entre gastos de desplazamiento y demás tenia que pagar yo por el privilegio de poder llenar ocho horas de mi día (cuanto no eran mas) en un despacho lleno de señores engominados... que privilegiada era yo entonces...Harta de la situación y sin ninguna perspectiva de futuro en mi país....emigré... emigré como emigraban los españoles a Suiza en los cincuenta y sesenta para buscarse un futuro mejor. Ahora vivo en un país de centro Europa, donde hace frío, mucho frío, no hay verano y no existe la alegría de vivir que hay en España... Solo puedo ver a mi familia cuando tengo unos días libres para escaparme a mi tierra y siento que me estoy perdiendo los momentos mas importantes de la vida de los míos. Pero este país me ha dado una oportunidad que mi propio país no me ha querido dar. Me encantaría volver a España y estar con lo míos, pero lo veo negro ...muy negro... .- Anónimo
Mi país no me quiere. Mi país admira a los "famosos", que no son famosos mas que porque se han ido a la cama con alguien. Admira a los políticos corruptos, que se comen el futuro de los jóvenes, porque son ricos y, de nuevo, "famosos". El esfuerzo, la capacidad de superación y el sacrificio en España no valen nada. ¿Quién sabe lo que es un doctor?, nadie. Sin embargo, todos saben con quien se está acostando el último "famoso" de turno.
He trabajado como investigadora en Italia, Alemania e Irlanda, pero nunca, y grito nunca, en España. Porque para España la investigación no es importante. Sí, se llenan la boca diciendo que quieren cambiar el modelo económico en uno basado en el conocimiento pero rebajan los fondos para investigación. Tengo una licenciatura en física y un doctorado en astrofísica pero que alguien me explique como van a cambiar el famoso modelo económico sin invertir un duro en investigación. Pero creo que nunca, nunca, volveré a España, no porque yo no quiera: es mi país el que no me quiere a mí.- Rebeca García.
Se agradece vivir en un país en el que no existe gente trabajando de becario una vez ya graduados. Me gusta vivir en un país donde hay pocos caraduras, pero no millones de ellos. No echo de menos a los profesores que pasan de los alumnos, a esos profesionales de la desmotivación. No echo de menos las universidades endogámicas y politizadas en la que pocos piensan en el futuro de sus estudiantes. No echo de menos una sociedad infectada de endogamia laboral, enchufismo, donde demasiadas veces las horas de trabajo se cuentan más que se trabajan. A mis sufridos compañeros becarios jóvenes investigadores les recomiendo que emigren, que hay un mundo más allá del pesimismo y la impotencia de ser menos preciado en España. Os merecéis y valéis más. Seréis más felices en un país donde al decir que estás investigando ponen cara de admiración y no cara de "pero tu cuando vas a trabajar".- Luis Fernández Luque. Boston
Desde hace 4 años vivo en Alemania. El año 2003 significó un giro en mi vida. Me concedieron la beca ERAMUS y estuve un año en Berlín estudiando Derecho. Aprendí muchísimo, mejoré mi alemán, y abrí mis horizontes geográficos y culturales, fue el mejor año de mi vida. Volví para terminar la carrera y gané una beca de universitarios que me dió la oportunidad de trabajar en Caja Madrid por 1 año a razón de 400 euros al mes los primeros 6 meses y 700 euros al mes los siguientes 6 meses, siempre jornada completa. Mientras tanto terminé la universidad y completé algunos meses maratonianos donde salía de casa a las 7 de la mañana para volver a las 10 de la noche. Al terminar la universidad me gané un contrato indefinido en Caja Madrid, con muy buena expectativas, gracias a mi esfuerzo y un poco de suerte, era un afortunado. Aún así, 3 meses después renuncié a mi fortuna y me fui a Alemania, por razones personales, pero con la mente puesta en algo más. Cuando llegué volví a trabajar en condiciones de becario, pero duró muy poco (3 meses) hasta que conseguí un buen trabajo en un banco, a los 2 años cambié y comencé a trabajar en la empresa en la que estoy ahora y en la que llevo 2 años. En España, siendo un afortunado, me sentía atrapado en una sociedad demasiado protectora con los jóvenes y a su vez con un mercado de trabajo injusto e insuficiente. En Alemania, me siento lejos de casa, pero independiente y compitiendo en un mercado de trabajo justo. Con mi historia me gustaría animar a todos a ampliar los horizontes, y a mirar para fuera, primero del barrio, después de la provincia, e incluso de país. - Héctor Martínez.Alemania
Ahora estoy en Leiden, una ciudad preciosa entre Amsterdam y La Haya. He estado 5 meses trabajando con la beca y después he conseguido un contrato temporal de 3 meses más, pero nada más. El contrato se termina dentro de un mes y medio (el 31 de octubre) así que ya estoy buscando otra cosa, eso sí, en Holanda, porque mis padres me pidieron por favor que no volviera a España porque allí no hay nada ahora mismo. Aquí la cosa tampoco es tan fácil como parece... las empresas se aprovechan de la situación de becario para pagar poco (y sospecho que también la situación de "español que lo va a aceptar todo porque su país está en crisis") aunque no me gusta quejarme ya que en España posiblemente no tendría ni eso. Con el sueldo de becario se puede sobrevivir siempre y cuando no haya gastos como hipotecas, etc. Pero hay que tener en cuenta que el coste de vida es más alto y los alquileres están por las nubes. Datos de interés: el salario mínimo bruto es de 1407.60 euros al mes, el alquiler entre 500 y 1.200 euros al mes. Los alimentos, especialmente las verduras, son carísimos (he llegado a ver 1 pimiento por 1¤). - Glòria Ten Figás. Leiden (Holanda).
Me asquean los políticos. Durante más de una década se dedicaron todos los recursos del Estado en potenciar la industria de la construcción, basada en una burbuja que mas temprano que tarde explotaría, y que en cualquier caso no da beneficios mas que a corto plazo. A nadie le importaba que la variedad en el mercado laboral fuera irrisoria. De hecho, en la universidad donde yo estudiaba se hablaba de lo importante que era crear ingenieros con idiomas y listos para aprender rápido y que estuvieran dispuestos a ser exportados. Nadie dice esto pero España lleva muchos años invirtiendo en la exportación de cerebros, el problema es que no contaban con que estos cerebros prefirieran quedarse a malvivir que marcharse a vivir.- F. Javier Navarro
Me sorprende en efecto ese enfoque amargo y pesimista que se le está dando al hecho de que muchos de los jóvenes españoles, cualificados, formados y experimentados quieran marcharse fuera de España a probar suerte. Como si lo que se viviera ahora, esa "fuga de cerebros", fuera un estigma en nuestro honor patrio, como si España valiera mucho más que todos esos demás países abocados a la emigración de sus jóvenes, como si hubiéramos vuelto a la época más negra de la emigración española de los años 50. Como si los que se marchan España los perdiera para siempre. Ese es un enfoque que denota el sutil hermetismo y el muy sutil egocentrismo que siempre se ha vivido en España ("Spain is diferent", "Aquí se vive como en ninguna parte", etc.). Que a nadie le dé vergüenza emigrar, emigrar no significa abandonar su país, solo significa abrirse a otro, enriquecerse con la diferencia de los demás. No tengáis miedo, estos jóvenes que hoy se marchan se han criado en España, lo llevan en las venas, y volverán. Volverán crecidos y más fuertes, pero sobre todo volverán cuando España sea de nuevo capaz de acogerlos, hacerlos felices, e integrarlos en su tejido socio-económico. Una época que estoy convencido no será dentro de demasiado tiempo.- Pedro Correa. Bélgica
Empecé a cansarme. Me sentía desplazada por no hablar el idioma, como un inmigrante ilegal. Empecé a entrar en una depresión, y veía inútil todo esfuerzo. Finalmente, por motivos familiares decidí marcharme y entonces contrataron a dos de mis compañeros, chicos y holandeses. Me volví a sentir desplazada. ¿De que servía tanto esfuerzo y tantos malos ratos? Si en mi país no había posibilidades y en los demás tampoco, ¿dónde iba a ir? ¿qué podía hacer? Esta vez sí que tuve que volver a casa y decirle tristemente a mi padre que tal vez él tenía razón y que nunca podría hacerle esa deseada casa en la playa. Ahora no vivo, sobrevivo. Con mi padre a punto de jubilarse y mi hermano en casa por la misma razón que yo, un precario sueldo de autónomo tiene que darnos de comer a todos. He intentado colaborar trabajando como arquitecta, pero mis años de experiencia internacional, los títulos de inglés y demás idiomas no me han llevado más que a engaños para ayudar en concursos bajo falsas promesas de "si ganamos te contrato" o "tras la entrega te doy trabajo para un mes". He desechado toda idea de estudiar, principalmente por financiación y porque ahora todo el mundo tiene un máster y no sirve para nada. Sobrevivo dando clases particulares a niños, y gano más por hora que como arquitecto. Hasta limpiando casas, trabajo tan respetable como otro cualquiera para el que no tengo que estudiar seis años y gastar todos los ahorros familiares gano más. Y cuando los niños me preguntan sobre mi profesión les digo: "Esto a mi me gusta, pero no me da de comer".-Anónimo.
Ah!, se me olvidaba, estando en Dublín, me llamó mi padre, había llegado una carta de Hacienda reclamándome un dineral porque no había declarado durante el 2008, año que pasé en el Norte de Irlanda trabajando en el "Fish and Chips". El despistado gestor de la academia de cuyo nombre no quiero acordarme se olvidó de darme de baja y estuvo un año blanqueando dinero a mi costa. Hacienda, en lugar de investigar irregularidades (repito, yo nunca firmé un contrato), me exigió darle el dinero en el plazo de unas semanas (de nuevo, mis benditos padres me ayudaron). Fuimos a juicio, por supuesto, ellos presentaron una "enajenación mental transitoria" ante la evidencia de mis pruebas y Hacienda me devolvió el dinero inversamente proporcional a la rapidez con la que me lo exigió a mí, es decir, después de un año. No sé qué le ocurrió al director de la academia, seguro que tuvo que pagar una multa insignificante que ya se habrá cobrado por triplicado a base de no pagar a chicas como yo, que salen de la carrera con la ilusión de empezar un nuevo trabajo, independizarse económicamente, comprarse un piso, etc. y que no se atreven a denunciarlos porque siempre queda la esperanza de "y si me paga mañana". Mientras estos sinvergüenzas se vayan enriqueciendo a costa de la ilusión de los jóvenes y queden impunes, el gobierno y los sindicatos ignoren estos problemas porque están muy ocupados en repartirse el botín y en la tele sigan saliendo esos fantoches histriónicos de la llamada prensa rosa para distraer al "vulgo" de la precariedad en la que vive, señores, qué quieren que les diga, yo seguiré siendo una exiliada económica.- María Rivero. Dublín.
Después de dos años de Geológicas me di cuenta de que en España se gradúan al menos 2.000 licenciados todos los años y hay unos 5 puestos de trabajo disponibles. Es fundamental conocer otros idiomas y los sueldos no dan ni patatas fritas. Y la cultura empresarial Española no iba con mi forma de ser (mi jefe no es mi dueño, si no mi jefe). Así que después de este simple análisis, a los 20 años decidí que tenia que marcharme de España... (...) Mi hermana estaba estancada en España tratando de sacarse títulos y trabajando duro para trabajar en algo relacionado con la salud. Al final se vino aquí conmigo y tras unos años duros trabajando cuidando enfermos en un hospital para poder coger la experiencia necesaria, ha conseguido entrar en la carrera de fisioterapia en una Universidad de Londres y el resto de su futuro esta ahora prácticamente solucionado. Muchos amigos míos en España se quejan mucho pero luego no hacen nada al respecto. Las cosas no las regalan, hay que trabajar duro y saber aguantar, incluso cuando no nos gusta lo que hacemos.- Francisco J. Muñoz. Londres
Dentro de unos días cumpliré 26 años, aún soy joven pero a pesar de ello ya tengo experiencia laboral real en varios países. Ahora mismo trabajo para una empresa en NYC, trabajo de lo que me gusta de lo que me apasiona, para hacer un breve resumen me dedico al mundo del márketing digital (social medial, mobile márketing, digital márketing...) campos que en España por muchos empresarios se siguen tomando a chiste. Llevo años tratando de emprender con miles de ideas junto a buenos amigos a buenos colegas, algunos incluso como yo de Barcelona, se que acabaremos construyendo nuestra empresa, pero desgraciadamente sera fuera porque en España no tendremos jamas la oportunidad. He sido una persona que a tratado siempre viajar prepararse al máximo hablo cuatro idiomas, he vivido en México, Panamá, EE UU, Francia, Holanda, España, pero siempre había sido un acto por voluntad propia por querer expandir mis conocimientos con la esperanza de algún día regresar a mi querida Barcelona. Pero ahora mismo me siento un exiliado sin patria a la que regresar y creedme como muchos de los que hemos escrito no es agradable la sensación de saber que no existe futuro en tu propio hogar. Pero estoy contento de lo que hago y como lo hago, aunque desgraciadamente no puedo aportar más a mi hogar más que nada por que él me repudió. Asó que como dicen los newyorkers NEVER GIVE UP!!! - Adrià García. Nueva York
Hasta hace pocos meses siempre mantuve la esperanza de volver a mi país a corto plazo. La situación actual me ha cambiado miras, pero sobretodo mi madre fue la que me abrió los ojos de una situación que no vivo en persona. Después de años de insistir en casi cada conversación que manteníamos de que buscase algo en España, hace poco me sorprendió con un "Tal y como está la situación ahora mismo, mejor que te quedes por ahí". Uno no espera esas frases de su propia madre, así que intuyo que la situación, bonita no es. Dicho esto, tampoco pienso quedarme en el sofá esperando a que la situación mejorase algún día. El país que invirtió en mi educación algún día verá esos esfuerzos de vuelta, y espero poder algún día volver y crear la empresa en la que me gustaría que me contratasen a mi mismo. Los cambios no vienen por si solos, alguien tiene que ir poniendo su granito de arena, y estoy convencido que nuestro país saldrá de ello como uno de los países más competitivos de las próximas décadas. Todo ese potencial que ha puesto de manifiesto esta serie de reportajes así lo atestigua y asegura. Lo que vemos actualmente en el ámbito del deporte, donde tenemos a los mejores deportistas en casi todas de las especialidades no es fruto de la casualidad y estoy convencido que será un ejemplo que se verá en otros ámbitos, especialmente en la investigación (que algo se intuye ya) y en el de la competitividad empresarial. - José de Gea Fernandez.Alemania
fuentes http://elpais.com/elpais/2010/10/01/actualidad/1285921060_850215.html

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